Groenlandia es un mundo único, de sobrecogedores paisajes que se mantienen prácticamente vírgenes. Es sin duda un lugar inhóspito en el que vivir, dado que la mayor parte del año el territorio permanece congelado, y sin apenas horas de luz. Pero la llegar el verano la luz lo invade todo.
Groenlandia abarca un territorio 4 veces más grande que la Península Ibérica, de hecho es la segunda isla más grande después de Australia, y con el 85% de la superficie cubierta de hielo ya podéis imaginar que la luz de verano es impresionante, y al no crecer árboles en sus escasos terrenos sin hielo, no hay sombra que nos oculte el sol veraniego. El Inlandis es esa gran capa de hielo que tiene hasta 3 km de espesor. Por ello sus poco más de 57.000 habitantes se concentran en la zona sur que no es hielo.
Es tan singular que aunque pertenece geográficamente a América, depende políticamente de Europa, y en concreto de Dinamarca. Algo así como nuestras islas Canarias, africanas pero europeas a un tiempo. Pero… ¿por qué?
Vayamos por partes … paso a paso y reconstruyendo su historia que no es larga ni complicada 😉 Está aceptado que los vikingos fueron los primeros en llegar al sur de Groenlandia desde Islandia en el siglo X. Fue el famoso Erik el Rojo, tras ser expulsado de su isla de origen Islandia se lanzó a explorar tierras más allá del mundo conocido, hacia el oeste, mucho antes que colón. En el 982 se asentó en la zona Sur de la Isla, la única con un poquito de terreno verde, (y ya hemos visto que eso solo en verano), por eso la bautizó como Greenland, “la isla verde”. No deja de tener su gracia, pues la isla de la que procedía, Islandia, conocida como isla de Hielo “Iceland”, es mucho más verde que Groenlandia. Quizás fue pura campaña de marketing para atraer colonos 😉
El hijo de Erik, Leif Erikson, quiso emular a su padre y se aventuró cruzando el mar mucho más hacia el oeste, llegando a las costas canadienses. Por eso dicen que fueron los primeros europeos en llegar a América, que no en conquistarla… porque se volvieron para atrás.
Los vikingos apenas sobrevivieron 400 años en este duro clima, y prácticamente desaparecieron después del siglo XV, no se sabe que pudo pasar. Se creen que la Peste Negra pudo acabar con aquella colonia, o bien por los conflictos con los Inuits que empezaron a establecerse en las mismas tierras, o bien una pequeña glaciación, que si ya era difícil la vida en Groenlandia, con una caída de temperaturas y en esos tiempos… no lo quiero ni imaginar.
Y así llegamos a los Inuits, o esquimales, aunque no les gusta que se les llame así ya que esquimal es una palabra despectiva y significa “devorador de carne cruda”. Los inuit llamaron a esta Tierra “kalaallit nunaa”, es decir “tierra de personas”. Llegaron allí a principios del siglo XIV desde Siberia, ¡ojo! Cruzando el estrecho de Bering, Alaska y Canadá, ahí es nada, auténticos nómadas tras el rastro de ballenas, focas y osos polares.
No fue hasta el siglo XVIII que los europeos volvieron a aparecer por allí, fueron unos exploradores daneses, que se asentaron en el oeste de la isla fundado Godthab, la actual capital Nuuk. Y así permaneció como colonia holandesa hasta 1953 que se convirtió en territorio del Reino de Dinamarca.
En la década de los 50, Dinamarca comenzó un plan forzado de reasentamiento para los inutis en poblaciones estables con casas de madera, para dar mejores servicios y controlar a la población. Pero ese paso de nómadas a sedentarios llevó a Groenlandia a tener la mayor tasa de suicidios del mund opor número de habitantes y una de los mayores índices de consumo de alcohol.
En 1979 obtenían la autonomía, su propio Gobierno y asamblea legislativa, si bien, y aunque en 2008 celebraron un referéndum de independencia apoyado unánimemente, Groenlandia sigue dependiendo económicamente de Dinamarca, no podría sobrevivir son sus propios recursos, eso no quita que los habitantes de Groenlandia, sigan celebrando su fuerte sentimiento de independencia.
Los otros habitantes de la isla, sobre todo los mamíferos han sido en su mayoría introducidos por los hombres como ovejas y vacas. En libertad solo viven osos polares, caribús y zorros árticos.
Por supuesto otros habitantes salvajes muy apreciados en las costas son focas, ballenas y delfines que se dejan ver sobre todo en verano. Y no, aunque pensáramos lo contrario, en Groenlandia no hay pingüinos, estos solo habitan en el hemisferio Sur.
Lo que sí hay, y para aburrir, son mosquitos de un gran tamaño, invaden en manadas sobre todo en cuanto sube un poco la temperatura y no hace viento, así más vale que te hagas con una redecilla antimosquitos para la cabeza nada más poner un pie en el hielo de Groenlandia.
Hay algunas curiosidades muy únicas de Groenlandia…
Por ejemplo no existe el derecho de propiedad sobre la tierra; toda es de la comunidad.
Las cañerías de agua y el alcantarillado a las viviendas están calefactadas; de otra manera con la llegada del invierno se congelarían.
El país no produce nada más allá de la manufactura de pescado, por tanto para hacer una dieta variada y equilibrada los groenlandeses tienen que importarlo todo. Por eso la ballena y la foca son los plato nacionales.
No hay comunicaciones de carreteras entre los escasos pueblos, solo se puede llegar de uno a otro en avión, en barco, o trineos de perros o motonieves atravesando la nieve. De hecho en todo el territorio solo hay 2 semáforos, y están en una misma calle de la capital Nuuk.
Sin duda un lugar diferente y único que bien merece una visita.
un sueño de Husuaia, ciudad del fin del mundo, a Greonlandia.