NAMIBIA, LA COSTA DE LOS ESQUELETOS

La Costa de los Esqueletos es uno de los lugares más fascinantes y turbadores del continente africano.

Allí donde el desierto de Namibia se sumerge en las aguas del Océano Atlántico, se halla un espectacular cementerio de barcos oxidados que han quedado varados en la arena, como monstruos marinos derrotados, testigos de numerosos naufragios, de la dureza de un mar traicionero…

El nombre de la Costa de los Esqueletos viene de hace tiempo, mucho antes de que los esqueletos fueran las carcasas de acero de los modernos barcos, ya se pudrían las maderas de los galeones, y no solo eso, no pocos esqueletos humanos encontraron aquí su eterno descanso, los esqueletos de los desdichados marineros, esos náufragos que llegaban a las costas creyendo haber encontrado la salvación al grito de “tierra”… pero que en cambio hallaron un desierto, de 200 km tierra adentro, en el que morirían de hambre y sed tratando de huir de sus barcos encallados en la arena para siempre. Entre unos y otros aún se pueden encontrar también gigantescos huesos de ballena en estas playas, el resultado de largas campañas de caza de ballenas.

En esta zona del océano la corriente fría de Benguela da lugar a densas nieblas oceánicas que junto con fuertes oleajes suponen una trampa mortal para la navegación. Los propios nativos bautizaron al lugar como la tierra que creó la ira de Dios. Y los marinos y descubridores portugueses de los siglos XV y XVI llamaban a estas costas las puertas del infierno.

Durante siglos, los navegantes que hacían las rutas comerciales entre Europa y las Indias Orientales las temieron, las respetaron y si fue posible las evitaron. Todavía a día de hoy, a las gentes del mar les sigue dando escalofríos.

Tan “temible” fue la Costa de los Esqueletos… y sin embargo tiene unos tranquilos habitantes que adoran vivir en esta costa. Los leones marinos, con una de las colonias más grande de África.