LA DESCONOCIDA ‘OLD SPANISH TRAIL’
Si existe una ruta norteamericana mundialmente conocida y archideseada por los amantes de los ‘Road Trip’ es la Ruta 66 de Estados Unidos.
Es leer o escuchar algo sobre la Ruta 66 y los ojos se le ponen a uno en blanco… ¡yo quiero hacerla!
Y… bien, para ser sincera, quizás tenía puestas demasiadas expectativas en esta carretera, pero el caso es que me decepcionó. Vale que hay 60 km curiosos e interesantes en el tramo de Arizona, pero es más por el circo que han montado, pueblos-museos, gasolineras con todo tipo de parafernalia de época, de mediados del siglo pasado. Pero autenticidad y aventura, emoción del trazado o belleza del paisaje, pues no. Es más lo que evoca la historia que otra cosa…
Pero bueno que me lio en la 66, y yo hoy quería hablar de la Old Spanish Trail.
La Old Spanish Trail o ‘El viejo sendero español’, es una ruta comercial histórica que conectaba Santa Fe (actual Nuevo México) con Los Ángeles, en California. Una distancia en torno a 2000 kilómetros, a través de las altas montañas nevadas de las Rocosas, valles con temperaturas infernales, desiertos áridos, ríos caudalosos y cañones profundos, prácticamente insalvables.
Fue esta la ruta que abrieron los viejos exploradores españoles a lo largo de los siglos desde la llegada al nuevo mundo, cazadores, misioneros, comerciantes que intercambiaban ya con los indios Utes, que fueron seguidos de las grandes caravanas de animales de carga y familias que desde 1829 se aventuraron hacia el oeste del recién nacido país estadounidense en busca de un futuro mejor.
Estados que solo nombrarlos nos trasladan al viejo y salvaje Oeste: California, Arizona, Nevada, Colorado, Utah, Nuevo México…
Pero el nombre de esta ruta tiene su origen en la crónica de una expedición realizada en 1842 por las Montañas Rocosas. John Charles Frémont se lanzó a esta aventura para el Cuerpo Topográfico de los Estados Unidos, y utilizó durante su trayecto muchas partes ya conocidas y exploradas por los españoles desde el siglo XVII.
La mayor parte de la ruta era una mezcla de antiguos caminos conocidos por los exploradores españoles. Se sabía ya que Juan María de Rivera, un explorador español del siglo XVIII que recorrió el Suroeste de Norteamérica, incluyendo las zonas del sur de las Montañas Rocosas, allá por en 1765. Apenas una década más tarde misioneros franciscanos intentaron llegar hasta California por esos camino que atravesaban la Gran Cuenca Nevada, con los desiertos de Sonora y Mojave.
Finalmente, fue Antonio Armijo quien consiguió abrir la conexión entre Nuevo México y California hacia 1829. Este comerciante de Santa Fe, al mando de un grupo de 60 hombres y 100 mulas guió la expedición a través de un atajo que cruzaba el Desierto de Mojave. Eso permitió que la ruta fuera realizada con mayor frecuencia, una gran noticia para el comercio entre los distintos estados del Oeste, y por lo que, el gobernador de Nuevo México agradecido nombró a Armijo «Comandante por el descubrimiento de la ruta de California».
Tan importante y tan desconocida… ¿por qué? porque, a pesar de su éxito en la primera mitad del siglo XIX, lo cierto es que el viejo sendero español dejó de usarse pocas décadas después. Otras rutas abiertas por la ‘fiebre del oro’, de Missouri a California, relegaron esta histórica ruta al anonimato, solo para los más aventureros.
Afortunadamente este ‘viejo camino’ fue rescatado de la desaparición por el Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos y del Registro Nacional de Lugares Históricos, que para eso los americanos son muy suyos, y de preservar su Patrimonio histórico saben mucho.
Sin embargo la ruta sigue siendo poco conocida, y menos transitada. Lo que es una suerte para los exploradores del siglo XXI, y un auténtico regalo, pues a través de estas solitarias rutas, carreteras rotas y caminos de tierra, el viajero descubrirá paisajes dramáticos y unos territorios que evocan aventuras, historia y tradición. Con lugares tan increíbles como el mítico Gran Cañón del Colorado; Monument Valley, el hogar de los indios Navajos, donde aún resuenan las cabalgadas de John Wayne; paisajes rocosos más propios de películas de ficción como Bryce Canyon, Zion o Capitol Reef; ciudades indias que nos desmontarán los mitos de tribus únicamente nómadas que vivían en tiendas de pieles de animal, como la ciudad india de Mesa Verde, construida en las grietas de las rocas; desiertos despiadados como el de Mojave o Sonora,; y el mismo ‘Infierno en la Tierra’, como se le conoce al Valle de la Muerte…
Esta sí es una ruta para aventureros, de antaño y de hoy…. y además es un poco nuestra. Tengo que reconocer que yo la conocí por casualidad, gracias a unos amigos que hicimos en el mismo Valle de la Muerte, unos apasionados yankees enamorados de esta ruta, nos descubrieron un pequeño tramo desde el valle a la ciudad de las Vegas, y no nos cruzamos con nadie en más de cien kilómetros de camino… A partir de ahí, buscamos la ruta, queriendo vivir parte del rastro de aventureros que la sufrieron, la conquistaron o fueron vencidos por ella.
Descubre las rutas más desconocidas de Estados Unidos!
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