UN INFINITO TAPIZ VERDE BAJO LAS NIEVES ETERNAS
Kirguistán, uno de los países más desconocidos que existen, y nombrarlo conlleva un par de chistes…
Pero este país no es ningún chiste, existe. Aunque escondido entre las altas montañas de Tian Shan (en la frontera con China) y de Pamir (más al Sur con Tayikistán), allá en las tierras más recónditas de Asia Central.
Allí se alzan varios Siete miles: Ibs Sina (antes Pico Lenin, 7.165m), Jengish Chokusu (7.439m) y Khan Tangri (6.995m).
Tian Shan significa literalmente ‘Montañas Celestiales’, y debe ser que desde sus picos nevados los dioses vigilan y guardan al pequeño Kirguistán. De los glaciares de sus altas cumbres mana el agua que se desliza entre bosques y desfiladeros, formando lagos y ríos impetuosos que a su paso dan vida a las praderas antes de perderse en el fértil valle de Fergana.
Durante siglos, quizás milenios, esta tierra no tuvo dueño alguno, no tuvo ni nombre… era sencillamente el campo de batalla de los ejércitos de Gengis Khan y Timur, o el pasillo por el que transitaba la Ruta de la Seda, procedente del extremo oriente de China hacia Europa.
Pocos son los restos arqueológicos que dan fe de su historia milenaria… caravasares (esos refugios que surgían para albergar, dar reposo y alimento a los viajeros y sus animales, y custodiar las mercancías de sus caravanas), como el de Tash Rabat, al paso de la frontera china, que sobrevive semienterrado, testigo de lo que durante siglos fue el cobijo de los mercaderes y sus caravanas. O el minarete del siglo XI de la ya desaparecida ciudad de Balasagún, la torre de Burana, (que ascendía hasta unos 45m de altura pero el paso del tiempo ha reducido a 25m).
Pero un día las tribus nómadas Kirguisas del Sur de Siberia se vieron empujadas por el avance Mongol, y encontraron en estas tierras su refugio, y así se fusionaron con la naturaleza. Desde entonces mantuvieron su estilo de vida nómada y sencillo, bajando a los valles en los meses más fríos del invierno, ascendiendo a las montañas en el caluroso verano.
Luego llegaron los rusos, y después los soviéticos. Y las tribus nómadas y libres vivieron un terrible proceso de sedentarización. Porque a los soviéticos en realidad no les aportaba nada un grupo de gente subiendo y bajando de las montañas con sus caballos y su ganado… así que les sacarían más provecho asentándoles en ciudades modernas donde trabajarían por el bien del país… de la Unión Soviética se entiende, que flaco favor hacia a los autóctonos kirguisos.
Con la caída de la Unión Soviética, y la independencia de Kirguistán en 1991… las tribus kirguisas empezaron a recuperar lentamente, y tras 70 años, la vida nómada. Hoy, 25 años después, las Montañas de Tian Shan brillan de felicidad al ver a sus pies las infinitas praderas verdes salpicadas por las yurtas, coloreadas por las manadas de caballos correteando libremente, el ganado de ovejas y yaks pastando, y los niños de mejillas sonrosadas por el frío viento que vuelven a jugar como han jugado durante cientos de años…
Más del 70% de la población del país es de etnia Kirguisa, y casi la mitad mantiene una vida semi-nómada. Kirguistán vuelve a sus orígenes, y sus altas montañas, sus valles secretos, sus lagos mágicos… vuelven a ser refugio de los kirguises, y ahora también de los aventureros, los exploradores del siglo XXI… los nuevos nómadas, nosotros.
uuuui yo quisiera hir hacia kirguinstan es el parasiso hermano es muy hermoso es perfecto para vivir por esos lado tierra de uranio #desdecolombia
Naturaleza en estado puro 🙂
Hola trotamundos , trashumantes del siglo XXI..yo vivo en Argentina y trato de viajar seguido…
quisiera más información acerca de este hermoso proyecto …
Saludos y muchas gracias por la página…esta genial..
Hola Eduardo ¡¡gracias por tus palabras!!
Pues este mes de Julio tenemos nuestro viaje en grupo en 4×4, conducidos por los propios viajeros, aqui te dejo el enlace con toda la información, si te quedan preguntas no dudes en escribirnos un mail a info@mint57.com
Un saludo!!!
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