Si un Sadhu te sonríe… devuélvele la sonrisa.
¿Sabes lo que es un sadhu?
Recorriendo India los reconocerás porque visten túnicas de color azafrán, que significan que han sido bendecidos con la sangre fértil de Parvati, la consorte de Shiva, y por sus largos cabellos grisáceos, que dejan crecer formando bucles, como una especie de rastas a las que llaman jatas, y recogen en grandes moños. Los reconocerás por su mirada llena de paz, por su sonrisa reconfortante….
Un sadhu es un asceta hindú, un monje que vive el camino de la penitencia y la austeridad para obtener la iluminación. Este estilo de vida elegida, normalmente ya en la madurez, tras haber estudiado, haber sido padre, y peregrino.. pasan a renunciar a todos los vínculos que los unen a lo terrenal o material en la búsqueda de los verdaderos valores de la vida. Estas personas rompen con todo tipo de lazos en un intento de escapar de lo mundano para encontrar la liberación espiritual. Viven de la generosidad de todos los ciudadanos que les donan alimentos. Y es que en India son considerados hombres Santos.
Muchos Sadhus son seguidores de Shiva, por eso suelen llevar pintadas tres rayas de ceniza en su frente, para representar los tres aspectos de Shiva para destruir las tres impurezas que son: el egoísmo, el acción y el maya (o la ilusión).
Es fácil encontrarlos sentados a las puertas de los templos, a orillas del Ganges… dedicados a la meditación. Hoy en día se calcula que existen alrededor de 4 ó 5 millones de sadhus en la India, y son personas muy respetadas y veneradas.
Pero si viajas al Norte de India, hay dos lugares donde los encontrarás sin duda y es en la ciudad de Rishikesh, pues los sadhus aprenden el control de la mente y del cuerpo, y muchos acaban convirtiéndose en maestros de yoga. Rishikesh, considerada la capital del Yoga, es el destino final de muchos de ellos. Otro lugar es la ciudad sagrada de Varanasi (o Benares) donde, según el hinduismo, todo aquel que aquí muera queda liberado del ciclo de las reencarnaciones.
Viaja a la India para que un Sadhu te sonría…y no te olvides devolverle la sonrisa!