Botsuana, naturaleza en estado puro, un 70% de su territorio está cubierto por el desierto del Kalahari, y es un desierto tan distinto al que imaginé. No es este un desierto tan árido como los habituales, es más bien un semidesierto, de bosques de sabana y pastos verdes (sobre todo tras el periodo de lluvias). Habita en el Kalahari una gran cantidad de vida, no solo animales, también tribus, herederos de los bosquimanos. En mi viaje de aventura descubriendo Botsuana entré desde Namibia, me decían que Botsuana era el país de los elefantes… pero en al menos 300 km los únicos animales que nos cruzamos en fueron los burros y las vacas.
Dos días tardamos en llegar al Delta del Okavango, allí donde muere el río que decidió no llegar nunca al mar. Hablemos pues del río Okavango, un caso único en el mundo, este río que nace en Angola y muere en Botsuana, y que nunca verá océano alguno. En pleno desierto de Botsuana el río Okavango se abre en una red fluvial, como un abanico, donde las aguas perdidas en un sinfín de canales y lagunas acaban por evaporarse en el desierto.
Pero este curioso delta fluvial del Okavango es el hogar de una inmensa y variada fauna salvaje: los elefantes, los hipopótamos, los búfalos, los rinocerontes y leopardos, pero también los leones nadadores, un caso único de leones que han aprendido a nadar para poder dar caza a sus apreciadas impalas en las épocas de inundaciones. La mejor forma de explorar el Delta del Okavango es en un safari en barcaza, o mejor aún sobre volándolo en avioneta. Pero hay otras formas algo más económicas, adentrase en el Parque Chobe en un Safari en 4×4.
Maun es la puerta de entrada al Delta del Okavango, la tercera ciudad más grande del país, aunque no pasa de ser un pueblo grande, pero con todos los servicios, sin duda es la más turística. Tras Maun empezamos nuestro recorrido hacia el norte, nuestro safari de aventura, nos internamos en el parque Chobe cruzándonos con todo tipo de animales, jirafas, cebras, gacelas y sobre todo elefantes. Acampamos en los sencillos campamentos de dentro del parque, en los ramales que se forman con las bajadas de las aguas del Okavango.
Los hipopótamos se asoman a las aguas, y si te descuidas hasta los oyes por las noches pastando allí abajo, al pie de nuestras tiendas, afortunadamente a salvo de sorpresas (ya que estas tiendas de campaña descansan sobre el techo de nuestros 4×4).
Después de varios días de aventura, safari y animales salvajes, abandonaremos el país por el norte del parque Chobe… allí encontraremos la frontera con Zambia. El rio Zambeze forma la frontera natural, y para despedirnos, tendremos que subir al ferry, al otro lado un nuevo país, una nueva aventura un mítico lugar: Las Cataratas Victoria… Pero eso es otro capítulo 😉
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