¡Vietnam! Uno de esos países que no deja indiferente a ningún viajero.
Probablemente es uno de lo países del Sudeste Asiático más intenso, en el que el caos y la paz se reparten a partes iguales entre sus ciudades y su naturaleza escondida. Este curioso país mira al futuro sin dejar de lado sus tradiciones. Por eso antes de viajar queremos contaros algunas curiosidades:
Empezamos con un poco de historia…
El propio nombre de Vietnam tiene su origen en las palabras ‘Viet’, que significa «gente tranquila» y ‘Nam’ lo que viene a ser «del sur». Así que ya podemos ver que en realidad era la forma en que los antiguos chinos denominaban a las gentes tranquilas del sur, y es que Vietnam formó parte de China desde el 111 aC hasta el 938 dC… a partir de entonces Vietnam viviría siglos de independencia, pero con continuas guerras civiles. En una de ellas, a finales del siglo XIX los franceses aparecieron por la Conchinchina, para echar una mano a uno de los bandos.
Sí… ¡La famosa Conchinchina existe! total que al final lo franceses vinieron, vieron y se quedaron, montando toda una colonia, Indochina, que englobaba también Camboya y Laos… pero este periodo de influencias francesas acabó en 1954. Lo que vino después ya lo sabemos, un país dividido, el norte ocupado por los comunistas enfrentado al sur, apoyado por los estados Unidos… y en resumen una terrible y larga guerra civil.
La Guerra de Vietnam acabaría en 1976, cuando por fin Vietnam logró la independencia de los colonizadores. No fue hasta finales del la década de los 90 que el país empezó a abrir el mercado, y las relaciones comerciales. En pocos años Vietnam se convirtió en una de las economías de mayor crecimiento, en línea con el crecimiento del turismo.
Algo de gastronomía por favor…
El arroz es la base de la alimentación vietnamita. Es para los vietnamitas como el pan para nosotros. De hecho la forma en que la gente pregunta si ya has comido es: ‘¿Has comido arroz?’
El Pho… comida nacional. Que debería ser mundial. El Pho es una sopa ¿sin más? Yo diría nada más y anda menos, una de las sopas reinas de Asia. Un conjunto de sabores insuperable. Depende de la coletilla que lleve la carne será de un tipo u otro, lo común es el Pho Bo (de ternera) y el Pho Ga (de pollo). Lo encontraremos a lo largo de cada día en cualquier puesto de comida callejero, desde el desayuno a la noche, es el preferido de los tailandeses y se convertirá en el tuyo. Para no fallar, siéntate en ese puesto de sillitas bajas que veas ‘petado’ de gente.
Y para comer como un vietnamita hay que sentarse como un vietnamita. Y es que tienen una curiosa forma de relajarse y descansar, para nosotros más bien incómoda. Esto es sentarse en cuclillas, apoyando por completo la planta de los pies en el suelo y con las rodillas bien dobladas. Probadlo, los primeros días serán duros, pero al final hasta agradeceréis el ejercicio, volveréis a casa más duritos y flexibles 😉
Para terminar un café. Si eres un amante del café fuerte estás de suerte, a los vietnamitas les gusta fuerte y sabroso, hecho con filtro, gota a gota sobre tu vaso… y luego con casi tantas variaciones como nosotros, con leche caliente, o leche condensada (casi la versión más común), con hielo… fueron los franceses en el siglo XIX los que introdujeron el café (aquí llamado CA PHE), y en 1950 ya había una planta de procesamiento de café instantáneo funcionando. Pero como lo difícil era encontrar leche fresca para el café, franceses y vietnamitas empezaron a usar la leche condensada… y ese gusto dulzón sigue triunfando en Vietnam.
Y otras cosas…
Va de motos. Vietnam es el país con más motos del mundo, más de 1,5 motos por habitante ¡ahí es nada!. Esto supone más 150 millones de motos en todo el país. Si a eso le juntamos la hora punta… ya tenemos un infierno de atascos, y una contaminación ruidosa de aúpa. Lleva ibuprofeno, y sobre todo déjate envolver por la paz rural cada vez que tengas oportunidad.
Cruzar la calle es ¡un deporte de riesgo! En las calles de las principales ciudades cruzar una calle se puede convertir en toda una prueba de fuego. Las grandes avenidas son una locura en la que conviven cientos de motos, tuk-tuks, bicis, coches, camiones, autobuses… y cada uno conduce a su manera, pero a menudo rápido y obviando las normas.
Para desgracia del transeunte en las ciudades vietnamitas no abundan los semáforos , ni los pasos de cebra, y si tienes la suerte de encontrar alguno es probable que se sienta ignorado. Así que puedes hacerte viejo esperando a que paren para que te cedan el paso…
Como no queremos envejecer en una esquina de Vietnam, nuestro consejo es: ¡Ármate de valor y decisión! Y lánzate a la con paso firme y decidido, con una velocidad regular, sin parones, ni quiebros, ni carreras espontáneas que despisten a los conductores. Deja que sea el conductor el que analice tu velocidad, ya verás como todos te esquivan.
Regateo. Si te gusta regatear este es tu país. Los vietnamitas lo llevan en su cultura, y los regateos son tan intensos como en el norte de África, e incluso más duros. Si eres de los que te agobias… un consejo ¡relájate! Tómatelo como un juego… deja que te den un precio, baja al menos a la mitad, y empieza el tira y afloja, que te vayan subiendo el precio hasta cerrar lo que consideres un precio justo… porque recuerda que al regatear también tenemos que practicar la ética y el turismo responsable, no dejes que te engañen, pero no trates de engañar 😉
Vivir en la calle, en Vietnam nada tiene que ver con los ‘homeless’. Lo que en Occidente entendemos como espacio público, que son las calles, no existe en Vietnam, sobre todo en Hanoi, donde la gente hace de ese espacio público su zona privada, monta su negocio en la calle, su zona de ocio, de trabajo e incluso su casa…
Allí podemos encontrar una barbería en la calle, alguien manejando la maquina de coser, otro planchando… sobre todo cocinando. El que quiere se para y se echa una siesta, mientras otros juegan a las cartas, y el de más allá se lava los dientes. Lo que hace que las calles se conviertan en todo un laberinto en el que tienes que ir esquivando siempre algo nuevo… pero que sin duda te llamará la atención.
Para terminar… un desierto: El desierto de Vietnam. Por que no todo es jungla y arrozales verdes. A pesar de ser un país muy húmedo y con muchísima lluvia, sobre todo al Sur… Vietnam cuenta con su propio desierto. En Mui Ne, una pequeña población costera del del sur, con preciosas playas de cocoteros, y olas que hacen las delicias de los surferos.
Seguro que ya te ha entrado el gusanillo de viajar a Vietnam.