Uzbekistán comprende un territorio con una vasta historia, y sin embargo es un país muy joven, nacido a resultas de la caída de la Union Soviética, en 1991. Por ello Uzbekistán sigue siendo un país prácticamente desconocido, perdido entre los muchos ”Istanes” de Asia Central… Kazajistán, Kirguistán, Turkmenistán, Tayikistán, Afghanistán o Pakistán. Pero Uzbekistán es diferente a todo, y guarda joyas que bien merece la pena una escapada.
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Si decimos Samarkanda… la cosa nos empieza a sonar más, ¿y si decimos la Ruta de la Seda? Pues más… bien que hay tantas rutas de las seda casi como caravanas había. Pero uno de los recorrido atravesaba este país, casi obligada era la parada en la evocadora Samarkanda. El origen de esta ciudad se remonta al siglo VIII aC, por ella pasaron reyes, conquistadores, exploradores… el mismísimo Alejandro Magno le puso sitio, griegos y romanos cantaban sus alabanzas, Genghis Khan no tuvo reparos en saquearla, Marco Polo llevó sus pasos a través de ella siguiendo la Ruta de la Seda, y Timur el conquistador la llevó hasta su máximo esplendor.
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Pero no solo era zona de paso de grandes figuras ¿sabías que uno de los más grandes médicos de la Edad Media nació aquí? Avicena, vino al mundo en el pequeño poblado de Afshana, muy cerca de la encantadora ciudad de Bujhara. Médico, filósofo, científico y escritor, escribió nada más y nada menos que 300 libros con temas dispares, pero en los que predominaba la medicina y la filosofía.
Cuando el imperio de Timur fue cayendo en decadencia el territorio fue invadido por los nómadas uzbekos, es por ello que se habla la lengua túrmica uzbeka hasta el día de hoy, a pesar de la importancia que cobró el ruso durante la era soviética. En el siglo XIX todo el territorio fue invadido por los zares rusos, y cuando el imperio cayó, pasó a formar parte de la Unión Soviética, fue entonces cuando se marcaron las fronteras que darían pie a la república socialista soviética de Uzbekistán.
Se convertía entonces Uzbekistán en terreno a explotar… y sobre todo en un gran campo de cultivo de algodón. Por desgracia en pocas décadas eso llevaría a la casi desaparición del Mar de Aral. En los años 60 se iniciaron las obras para abastecer los cultivos con agua del río Amu Daria, convirtiendo a la Unión Soviética en el mayor productor mundial de algodón. Pero el rio Amu Daria era uno de los principales contribuyentes de agua al Mar de Aral, lo que provocó una disminución drástica del flujo de agua al Mar de Aral, y el desastre ecológico. De un día para otro literalmente el mar se marcho, así lo vivieron los habitantes de Moynak. La que hasta hace pocas décadas fuera una ciudad portuaria importante y próspera, vio como se secaba su forma de vida, el cuarto lago con más volumen de agua dulce del mundo se iba retirando, un día la orilla se retiro 1 m del puerto, al dia siguiente 10m, luego 50… y finalmente la orilla quedó a más de 200 km al norte.
El antiguo puerto, se convirtió en un cementerio de barcos, que permanecen oxidados como recuerdo de lo que un día fue, allá abajo en el fondo, y Moynak se convirtió en una ciudad fantasma, que si hoy atrae al visitante es por ver de primera mano, este desastre ecológico sin esperanza de recuperación.
Como resultado, la producción de algodón a día de hoy es el cultivo dominante de Uzbekistán, y representa aproximadamente el 11 % del PIB del país. Un cultivo que contrasta en mitad del desierto entre Nukus y Khiva.
Aunque su mayor recurso es el gas natural, la fuente de divisas más importante del país, aproximadamente un 50%. Esta abundancia provoca además un hecho curioso, y es que un gran porcentaje de los coches van a gas. Por ello viajar con vehículo propio de gasolina a este país se vuelve aun mayor aventura cuando te topas por las carreteras con gasolineras fantasmas a decenas… hay que ser previsor, y llevar la gasolina desde el país vecino, o bien abandonarse en manos del destino, y comprar en el mercado negro, lo que tiene es que puede ser que acabes comprando veneno y el vehículo quede tirado en mitad del desierto. Y hablo de primera mano 😉
Hablando de viajar por carretera, y quedarse tirado… es posible que te encuentres con la necesidad de hacer autostop, pero entonces permitidme una recomendación. ¡No levantes el dedo pulgar! Porque lo más posible es que nadie te entienda, pasen de largo y encima se cachondeen de ti. Si quieres hacer autostop en Uzbekistán y no fallar ene l intento, mejor levanta el dedo índice cómo si estuvieras pidiendo un donuts, entonces sí, seguro que pararán, porque a generosos y simpáticos no les gana nadie por la región. ¡ Y acabarás comprando un camello!
Sin animo de asustar a nadie, el país es tan interesante y goza de atractivos suficientes, ¿pero quizás lo del coche haya echado a alguno para atrás? Ni hablar, olvídate del coche y súbete al tren. Uzbekistán puede presumir de tener 6020 km de vía férrea distribuidos por todo el país. Es una opción económica y cómoda para visitar las principales ciudades del país. Desde 2011 el tramo de Tashkent a Samarcanda tiene un servicio de alta velocidad que las conecta en menos de dos horas…. Quizás hasta la ciudad más alejada de Urgench tardemos casi un día, pero la experiencia será única.
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Una engorrosa curiosidad es el tema de la moneda… o mejor dicho de la inflación, que para evitarlas el gobierno ha ido creando billetes y monedas de mayor denominación, por lo que los billetes van desde 200 a 5000 som… y ahora agárrate por que ¡2500 som son un sólo dólar! O sea que aunque solo quieras andar con 50 € en efectivo en el bolsillo te juntarás con un importante fajo de billetes. Y tendrás que llevarlos, porque lo de la tarjeta de crédito no es habitual… por lo que son pocos los establecimientos (y si acaso solo en la ciudad) donde puedas sacarla para comprar.
Pequeñas curiosidades que harán del viaje una mayor aventura, pero no os arrepentiréis, todo se olvida gracias a la encantadora gente del país. Los uzbekos son muy hospitalarios y amable con los extranjeros. Respetan sus costumbres y les gusta enseñarles las suyas.
En cuanto te descuides te invitarán a un té y una agradable charla, aunque no tengan ni papa de inglés ni ningún otro idioma que no sea uzbeko. Y de regalo te despedirán con una bendición, y que Alá acompañe tus pasos viajeros.
¿Quieres viajar a Uzbekistán?
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